Me permito la libertad de publicar en primera página un comentario que me hizo mucha ilusión. Así llegará a más gente….Gracias de nuevo Carmen.
Hola, Nayra:
Leocadio Machado nació a finales del s. XIX y murió en 1947. Fue escritor, pedagogo y catedrático de la Escuela de Náutica de Santa Cruz de Tenerife. Empezó a estudiar Derecho a los 50 años, demostrando que nunca es tarde para aprender y para hacer cosas nuevas. Como escritor publicó numerosos artículos en la prensa y en las revistas de su época. En unos momentos en que todo el mundo, la gente de las letras incluida, valoraba sólo los paisajes verdes del norte de Tenerife, él descubrió la belleza seca y extraña del Sur. Empezó a veranear con su familia en El Médano cuando a nadie en su sano juicio se le hubiera ocurrido ir a un pueblo de pescadores donde sólo había una fonda y el transporte dependía de los camellos y de los correíllos. El homenaje de Leocadio Machado al Médano consistió en una novela, “El loco de la playa”, publicada en 1925, donde describe los paisajes y las gentes de la zona. En los años 80 todavía había pescadores del Médano que recordaban la figura de Don Leocadio a la caída de la tarde, mirando al mar, con su pinta patriarcal, sus lentes, su guayabera a rayas y su perilla blanca. En fin, que Leocadio Machado fue un personaje realmente singular, el gran propagandista de El Médano. Y fíjate si estaba adelantado a su tiempo que, a pesar de proceder de una familia de clase más o menos alta, quiso que sus seis hijas estudiaran y no se limitaran a ser unas “señoritas bien” dependientes de sus maridos, porque decía que las mujeres debían tener su propios recursos y no depender nunca de ningún hombre. Una de sus hijas, Luisa Machado, fue folklorista , recopiladora de las tradiciones tinerfeñas de las gentes del campo, y tuvo un programa en Radio Nacional en el que siguió trabajando mucho después de haberse jubilado como maestra nacional.
Por último, Nayra, me uno a ti en el deseo de que nuestras costas y, en general, nuestras tierras canarias, se mantengan limpias y libres de desaprensivos que, por ignorancia o por codicia, están acabando con nuestra naturaleza, que es de todos.
Si te preguntas que por qué sé tantas cosas de Don Leocadio, te diré que soy… ¡su bisnieta!